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Reflexiones desde la ventana

Alrededor de nosotros

María Victoria Pablos Lamas

Martes, 27 de junio 2023, 08:08

Qué bonito es vivir en un lugar donde, al abrir la ventana, el sonido de los pájaros te recuerda la vida y la alegría.

Somos seres sociales y sociables la mayor parte del tiempo, y no siempre resulta sencillo.

Existe la paz y los entornos respetuosos y a pesar de ello, la vida está llena de situaciones donde sentirse incómodo es habitual, sobre todo en compañía de otras personas.

Sentir incomodidad y darlo a conocer en una relación es determinante; nos debe hacer reflexionar y es un hecho que no debemos dejar sin intervención (da igual que sea una relación amorosa, una relación social o una relación laboral...)

A veces transitamos por las relaciones haciendo las cosas sin pensarlas demasiado, en cambio, hay otras en las que estamos más activos y conectados. Es en esas situaciones donde el hecho de que nuestro vínculo se vea interrumpido va a producir un sobresalto doloroso, sobre todo, si la decisión no parte de nosotros.

Necesitaremos buscar y encontrar explicación, sin embargo, más allá de que tengamos respuesta, si llegamos a conseguir darnos cuenta de que lo que pasa debe pasar de modo necesario, no deberíamos desgastarnos tanto en el proceso.

No es que el tiempo lo organice todo, es que tomamos distancia cuando hace falta, y piensen que cada uno decidiremos la distancia que tomamos de las personas de nuestro entorno. Las personas y los hechos simplemente fluimos.

Todos podemos llegar a malinterpretar alguna distancia y desarrollar una consideración demasiado personal sobre ese hecho focalizado ¿Cómo no hacerlo?

Cuando el distanciamiento con alguien nos hace pensar más de la cuenta. Tendremos opciones, y puede ser que nuestras explicaciones no sean las reales. No olvidemos nunca que cualquier realidad se vive desde el prisma personal de cada individuo, y por lo tanto puede haber tantas realidades como individuos.

Pero el secreto de no perder demasiado tiempo en ponerse de pie anímicamente, está en convertirte en parte activa del proceso y dar paso a la nueva situación. Si quiero menos distancia o quiero aún más sólo tengo que decidirlo. Por eso algunas relaciones persisten, porque las cuidamos con más esmero. También porque pase lo que pase lo fundamental no importa y es compartido.

Hablemos del tipo de relación humana que hablemos, tenemos que aceptar que todo cambia, a veces incluso somos nosotros los que hemos cambiado.

El ser humano está lleno de soluciones, está lleno de potencialidad. Y ofuscarse con forzar lo que nunca puede volver a ser igual, es la causa de mucho dolor. Cuántas piedras de este tipo vamos a encontrar por el camino.

Ya saben ustedes que soy una especialista en decirles que hay que ponerse de pie detrás de cada golpe y cuántas veces haga falta porque es el modo que la vida tiene de forjarnos.

Claro que, este tema no puede concluir sin hacerles pensar en la existencia de presencias calladas.

Sonrío mientras pienso ellas: no sólo miran, entienden y ven más allá de las palabras; a veces se expresarán a través de pequeños gestos, siempre sin saber, que dichos gestos serán totalmente indispensables cuando las cosas que ocurran nos hagan «replantearnos» cada paso.

Tenga paciencia, porque, estar mejor es posible.

Estas presencias calladas se van a manifestar y la energía que se desprenderá sumará aliento y enfoque a su corazón, para que así pueda dejar atrás lo que otra vez importó (aunque el dolor tarde en desaparecer).

Y si tiene la suerte de ser una presencia callada, no olvide nunca, que los seres humanos necesitamos que renazca la magia para que tengan lugar los nuevos y mejores comienzos.

Dedicado a los que al leer sonríen, desde el gozo provocado por el sonido de los pájaros que, en este momento, resultan una inspiración.

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