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Paco Giraldo
Reflexiones desde la ventana

Los alcaldes, a la altura de la circunstancias

«Mi reconocimiento» porque «una vez más, han demostrado que son lo mejor de la política»

PACO GIRALDO

Sábado, 13 de junio 2020, 08:40

Como es habitual, ante cualquier contingencia o problema, los primeros en recibir las quejas de los ciudadanos son los alcaldes; siempre ha sido así, a fin de cuentas, estos representan la cabeza visible de las corporaciones municipales, la administración más cercana a los vecinos. El hecho de ser copartícipes de los mismos problemas locales que sus conciudadanos y de contar con cierto poder de resolución institucional los convierte en el buzón de quejas en el que terminan las principales demandas vecinales. Y no habría de ser menos en estos días que estamos conviviendo con la pesadilla de la COVID-19, este virus criminal e inmisericorde que no responde a más razón que a su necesidad de expandirse; los alcaldes están sufriendo, tal vez más que en ninguna otra ocasión, el descontento y las reclamaciones de la ciudadanía. Y es que los ciudadanos, de una manera u otra, tienen a echarle la culpa de todos sus males, o al menos, de muchos de ellos, a los regidores de los municipios en los que viven.

En estos días de confinamiento, obligados por las exigencias de una difícil realidad, estos servidores públicos, terminada su supuesta jornada laboral, han tenido que desplazar sus despachos a sus propios domicilios y, en un exceso de celo, se han mantenido alerta las 24 horas del día, coordinando, en la medida de sus posibilidades, el devenir de la vida de sus paisanos ante tan extraña, desconocida y delicada situación.

Durante estos días han estado recibiendo visitas y llamadas de todo tipo: reivindicativas, muchas de ellas, las más, en solicitud de ayuda económica, empleo para los hijos, consejos y hasta socorro. ¡Como si los ediles estuvieran en posesión de alguna lámpara de Aladino para poder atender cuestiones que, en demasiadas ocasiones, son ajenas a su competencia!

Aun así, y desarrollando una gran labor de pedagogía, no han dejado atrás a nadie, escuchando en cada momento las demandas de sus vecinos, buscándoles soluciones, tanto inmediatas como a medio y largo plazo, y prestándoles toda la información precisa respecto a los decretos publicados en el BOE y en los distintos Diarios Oficiales, asesorando sobre todas las cuestiones que les son propias y, quizás, más allá todavía, intentando explicar aquellas normas que, aunque ajenas a sus atribuciones específicas, podían suscitar dudas entre sus convecinos. En esta labor informativa se han encontrado, en más de una desafortunada ocasión, con la necesidad de desmontar bulos, acallar chascarrillos, y aclarar informaciones deformadas, sacadas de contexto, o ampliadas en sus consecuencias que, de alguna manera, provocaban alarma, desconcierto o temor entre sus administrados.

De primera mano, en boca de más de un alcalde conocido, sé que les está resultando especialmente duro, sobre todo en aquellos casos en los que, aunque la angustia, estos días, ha formado parte de su vida cotidiana, no han tenido más remedio que intentar tranquilizar a sus vecinos en momentos especialmente dolorosos, ante la incertidumbre de la evolución de la crisis sanitaria generada por la pandemia o en aquellos otros, más desoladores aún, en los que incluso han tenido que comunicar a algún vecino que no podría acompañar a sus seres queridos enfermos en hospitales o residencias o, peor aún, que no podrían asistir a velatorios ni entierros por sus familiares fallecidos en esos centros asistenciales.

Pero si duro es el dolor con el que conllevar estas situaciones, no lo es menos lidiar con la ingratitud o la desconsideración. Quienes les piden trabajo, consejo, apoyo e información pueden ser también los que exigen que no se desatiendan sus particulares necesidades, cuando no, directamente, sus caprichos. Así, no es difícil encontrar vecinos en pie de guerra si a los ayuntamientos se les ocurre cerrar la piscina municipal o requiriendo a sus alcaldes que ni se les ocurra dejar a 'los de Madrid' entrar en el pueblo este verano. Esas son las contradicciones con la que los ediles tienen que vivir un día sí y otro también.

Muchos regidores, la mayoría, en todo el territorio nacional, se han comprometido a devolver la parte proporcional de diferentes tasas municipales, a suspender pagos hasta finalización del estado de alarma, a mantener los contratos públicos incluso cuando las empresas contratadas no han podido desarrollar su actividad, a conceder ayudas económicas extraordinarias a empresas locales, a cancelar temporalmente la zona azul, a la compra de mascarillas, guantes y EPIS para sus residencias, a la fumigación y desinfección de las calles de los pueblos e, incluso, a facilitar la compra a personas mayores, encargándose de que se les acercara ésta a sus propios domicilios, entre otras muchas actuaciones.

Por todo esto quiero expresar, hoy, mi reconocimiento a todos esos alcaldes que, una vez más, han demostrado que son lo mejor de la política, que saben estar a la altura de las circunstancias y que son los valedores reales de lo que significa SERVICIO PÚBLICO. GRACIAS.

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