El alcalde ve «realmente difícil» hacer accesible el teatro Gabriel y Galán
barreras arquitectónicas ·
El mandatario trujillano asegura que son complicadas las aternativas existentes, ante el ofrecimiento de Apamex de presentar una propuestaConjugar la defensa del patrimonio histórico con la accesibilidad. Ese es el gran escollo que ve el alcalde, José Antonio Redondo, para poder salvar las barreras arquitectónicas del teatro Gabriel y Galán, ubicado en el palacio Juan Pizarro de Aragón, del siglo XVI. Considera que hacer accesibles estas instalaciones es «realmente difícil».
Así lo detalla el mandatario trujillano, ante el ofrecimiento de la Asociación para la Atención y la Integración Social de las Personas con Discapacidad Física de Extremadura (Apamex) de presentar una propuesta para buscar la accesibilidad en estas dependencias culturales. La idea de esta organización, especializada en este tipo de proyectos, es hacer una rampa en forma de zigzag por la plazuela Juan Pizarro de Aragón. Su presidente, Jesús Gumiel, ha mostrado su total disposición para plantear una alternativa.
El alcalde recuerda que ya habló con dirigentes regionales sobre esta posibilidad e insiste en que es muy complicado. Recuerda que ya hace tiempo se planteó alguna posibilidad, como un acceso por la calle de los Pardos, y no fue posible. Tampoco ve como solución una rampa, ya que, entre otros motivos, estropearía la vista de la fachada principal. Asimismo, salvaría las primeras escalinatas, pero no solventaría los problemas del interior. La única opción que ve algo más viable sería un ascensor y «no estoy seguro de que se pueda llevar a cabo porque hay bóvedas de cañón», que no está dispuesto a que se eliminen. Redondo opina también que es complicado hacer un ascensor exterior por la estructura del edificio y sus calles estrechas.
Acerado
Insiste en que este edificio puede ser uno de los más complicados en Trujillo para hacer accesible, junto a la alcazaba. Ante esta situación sostiene que puede haber objetivos más importantes para gastar el dinero en accesibilidad, como podría ser mejorar los acerados. De hecho, reconoce que hay pasos de peatones que terminan en tramos de aceras que no están rebajados. Cree que, quizá, sería mejor solucionar estos inconvenientes que «meternos en un problema indisoluble» en un lugar donde, además, se utiliza para hacer seis o siete actividades al año.
No obstante, Redondo remarca que le preocupa la accesibilidad y cree «que todo lo que estamos haciendo está cumpliendo» con la normativa vigente. Por ello, no se opone a que Apamex presente una propuesta y pueda ser revisada por el Consistorio. A partir de ahí, debería pasar por la Dirección General de Patrimonio, que es la responsable última para aprobar el proyecto. «Me gustaría solucionar el problema pero creo que la rampa no es la solución», apostilla.
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