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María Victoria Pablos Lamas
Reflexiones desde la ventana

Como el agua

María victoria pablos lamas

Jueves, 29 de septiembre 2022, 07:58

En palabras de Mario Benedetti: «Si el corazón se cansa de ver, ¿Para qué sirve?». De ayer a hoy hay un abismo. Y así puedo apreciarlo agradecida. Menos mal que mis tormentas siempre pasan, y pasan antes cuando consigo no perder la confianza y la vista que proviene del corazón. Me fui a la cama ausente, cansada... me quedé dormida sin desconectar la agitación, vacía de gratitud y de calma. Fue un descanso frustrado, aplazado. Hoy he encontrado la manera de huir de esa desconexión del mundo que me sumía en un limbo de pensar. Repensar lo pensado y entrar en bucle sólo es un desgaste improductivo y desolador.

Resulta imposible contener lo que tiene que pasar: Intentemos observar el comportamiento del agua y descubriremos que el agua siempre encuentra cauce y manera de llegar donde tenga que llegar, de manera fluida o rompiendo incluso la piedra. No somos agua, pero, piensen en este dicho: «el tiempo pone a todo el mundo en su lugar». Igual que el agua encontraremos la manera de ser y de estar, de acuerdo a nuestra propia naturaleza, los periodos de lucha para llegar son... sólo eso, fragmentos de un recorrido necesarios.

Mario Benedetti también pensó y escribió: «Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que sale del corazón». Es algo así como nuestra tendencia dominante. Aquello que forma parte de nuestro corazón es nuestra esencia en estado puro. Es aquello que nuestra propia naturaleza va a buscar contra todo impedimento. Y si se piensan reflexivamente, no es una opción luchar contra eso, porque los pilares fundamentales no se deben atacar. Nadie en su sano juicio minaría los cimientos de su casa y menos los de su propio espíritu.

Sea así o de otra manera, cada proceso nos proporciona el aprendizaje y las emociones adecuadas.

Personalmente no podría ser la persona que soy, si de mi vida omitiera el dolor, el sufrimiento o las pérdidas que forman parte de mis sombras, porque sin ellas las luces serían menos brillantes. Porque la historia de cualquier ser humano no es posible aisladamente, sino que está entrelazada con historias cercanas, como si de un tejido se tratase: coexistentes, dependientes y con sentido en diferentes direcciones, de ahí venimos, todo eso somos; todos y cada uno de ustedes exactamente igual que yo.

Y como todos somos más allá de todas las tormentas... somos también la paz y la sonrisa de alguien, ¡seguro! Y en ese ser y ser más allá, debemos encontrar fuerza y empezar un capítulo nuevo en el que confiar en los procesos: las cosas pasan porque deben pasar, porque necesitamos ese caos para conocernos y sentir visceralmente que sólo vamos hacia atrás para tomar impulso.

Dedicado a los que al leer sonríen...

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