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Joaquín Paredes
2020. El desorden que dejas
Reflexiones desde la ventana

2020. El desorden que dejas

«Te deseo un Feliz año nuevo» / Contesta Mafalda: «Me basta con uno usado. ¡De aquellos en los que se vivía mejor!»

joaquín paredes

Domingo, 27 de diciembre 2020, 08:37

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Admito que he sido poco original a la hora de elegir el título de esta colaboración. Muchos tendréis en mente la maravillosa serie de televisión que lleva este nombre 'El desorden que dejas', serie que recomiendo sin dudarlo. Hoy trato de hacer mi reflexión en voz alta sobre este año y el desorden que creo nos ha dejado a todos.

En lo personal, a cada uno le habrá dejado algún desorden, en mi caso 2020 empezó con mal pie, desordenando mi vida y haciendo que comenzara el año en un hospital. Allí celebramos la nochevieja tras una operación de fractura de tibia y peroné a la altura del tobillo, de la cual aún me estoy recuperando. Este desorden me ayudó a ver y sentir el cariño de los demás, en especial de aquellos que más me ayudaron tanto en los primeros momentos como después. Mi mujer y mi sobrino Carlos, por supuesto, mi rehabilitador, a quien debo mi recuperación, gracias doctor Javier Caldito y también gracias familia y amigos. Aunque fuera con mala pata el desorden algo me enseñó a ver. Se os necesita para caminar.

Llegó marzo y provocó un desorden generalizado en muchos aspectos de nuestra vida. En lo personal, aunque ya mencioné antes mi principal desorden, marzo supuso otro desorden más. En ese tiempo nuestra vida empezaba a limitarse a estar metidos en casa, saliendo lo imprescindible y contando el número de infectados y fallecidos que cada día se nos daban por los medios de comunicación. Desorden y caos de números, datos, cifras, curvas, estadísticas, paro, ertes, ayuda, curso acabado, incertidumbre política…. De pronto todos nos convertimos en auténticos sabios en virología, matemáticas, inferencia estocástica, proyecciones …etc. Desorden.

La situación sanitaria parecía un desorden autentico, todo parecía un caos, una catástrofe, no mascarillas, no batas, no Epis, desorden. Nuestros sanitarios lo dieron todo y más. Nuestra recompensa, salir a aplaudirles todas las noches. Los trabajadores de las residencias hicieron lo indecible por hacer mejor la vida de nuestros mayores, el reguero de fallecidos que día a día salían de nuestras residencias de mayores parecía imparable. Ante el desorden que 2020 nos iba dejando, nuestra sociedad se mostraba muy por encima de las circunstancias y sabíamos no solo responder sino ser obedientes.

Entrabamos en un nuevo orden, lo empezaban a llamar 'La nueva normalidad', un desorden más de este 2020, que rompía con nuestras tradiciones cotidianas, saludos, besos abrazos..., festejos de mayor raigambre y desordenaba nuestra forma de sentir y vivir la fiesta.

Llegaba el verano, y tras intentar poner las cosas en orden (las desescaladas), parece que se nos daba un respiro, la realidad de 2020 nos devolvía a la casilla de inicio y volvíamos a tener el desorden en nuestras vidas. La realidad seguía siendo tozuda y nos advertía de un otoño difícil, los maestros volvían a la escuela, cargados de ilusión, pero con el miedo del guerrero que va a una batalla casi sin armas. Pronto al desorden que suponía el inicio de curso, lo vencieron con ganas, ilusión y convirtieron no el desorden sino el caos, en algo maravilloso, el caos se convertía en Escuela. Gracias Maestros. Un gran aplauso para ellos.

En lo emocional la sociedad se sentía herida, es difícil encontrar a alguien que en su entorno más cercano no haya padecido el maldito desorden que provoca la COVID. Basta con saber que las consultas a psicólogos y psiquiatras se han multiplicado por 5 y el consumo de ansiolíticos se ha disparado.

Y todo esto teñido con políticos que no han estado a la altura que se les requiere, parece como si el desorden, el caos, les viniera bien para hacer sus cosas. Para colocarse en los mejores puestos, para que la demagogia campe a sus anchas, y para situarnos ante el pensamiento único. O conmigo o contra mí. Hemos tragado como sociedad lo indecible, hemos actuado muy por encima de lo que nos exigían, y mientras tanto nuestro parlamento era el mayor desorden que conozco desde que tengo uso de razón. Un caos y desorden que debe ser achacable a todos, a unos por no saber que ante problemas globales hay que buscar soluciones locales y también globales, por no 'saber/querer' hacer amistad con el otro, por el miedo al desorden de su pensamiento y a otros por no saber dejarse querer y en ocasiones hasta enrocarse. Se han decretado estados de alarma que más bien parecieran 'de excepción y sitio', desordenando aún más si cabe las bases fundamentales de nuestra sociedad (Educación, Sanidad, Justicia, Jefatura del Estado), como si no hubiera tiempo suficiente y 2020 fuera el último año posible de gobierno, y desordenando el pensamiento de todos hasta el punto de llegar a estar hartos de tanto desorden político.

Lo triste es que este desorden, como si se reprodujera por osmosis, ha ido calando en todos los estamentos del Estado y lo hemos vivido tanto a nivel Comunitario (baste con ver algunas declaraciones de Vergeles), a nivel provincial, e incluso local.

El desorden de final de año, no me resisto a explicarlo con un chiste que leí hace poco en el muro de mi alcalde José Hueso (yo le llamo así porque lo fue). Y una reflexión de nuestra querida Mafalda en homenaje a su creador Quino.

Examen Historia 2040:

.- Jo macho, han caído las restricciones navideñas del 2020, desglosadas por comunidades autónomas.

.- Qué 'cabrones' iban a pillar.

Le dice su compañero a Mafalda: «Te deseo un Feliz año nuevo»

Contesta Mafalda: «Me basta con uno usado. ¡De aquellos en los que se vivía mejor!»

Mayor desorden no se puede pedir.

Sin embargo, aquí estamos a las puertas de un nuevo año, cargados de esperanzas, de ganas de trabajar, de ilusiones y de vivir, que no es poco. Pongamos poco a poco las cosas en orden.

Ánimo a todos, y como siempre:

SALUD y buenos alimentos.

PD: Recomiendo «El desorden que dejas. Serie genial, actores, ambiente, guion, música. «Galizia» en estado puro».

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