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Calle Verdugo Gurría
La judería trujillana, en la sombra

La judería trujillana, en la sombra

La ciudad contó con una de las comunidades judías más importantes de Extremadura, según algunos expertos

Javier Sánchez Pablos

Lunes, 30 de abril 2018, 09:25

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Una pieza granítica con una inscripción hebrea, restos de una sinagoga con sus salas de oración y un suelo propio de la época. Son, tan solo, algunas de las pruebas visibles de la importante presencia que tuvieron los judíos en Trujillo en los siglos XIII, XIV y XV. No obstante, esta parte de la historia de la ciudad no siempre es conocida y suele permanecer ensombrecida por la majestuosidad de los grandes palacios en la zona amurallada. A pesar de ello, ya ha habido algún intento de resaltar la presencia judía en la ciudad, sin el resultado deseado.

El cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos, ha destacado en algunos informes que esta judería se puede equiparar en importancia a cualquier zona monumental de la ciudad. A pesar de ello, reconoce que no es tan reconocida. De hecho, no forma parte de las visitas guiadas, aunque, en ocasiones, se la nombra. Está situada en calle Tiendas, Sillerías, Hernando Pizarro, Zurradores, Corral del Rey y Verdugo Gurría, así como zonas aledañas. Ramos apunta que sus calles estrechas y de trazado sinuoso «invita a pasear por sus vericuetos a la búsqueda de un pasado en el que la convivencia de varias culturas formaba parte del paisaje físico y humano de la ciudad en aquella época».

Sinagoga

Este historiador explica que la comunidad judía trujillana era una de las más importantes de Extremadura. Este hecho hizo tener a esta comunidad una sinagoga de referencia. Ahora, ese lugar de culto está ocupado por inmuebles privados con entrada en la calles Tiendas. Quizá, lo más llamativo es la lápida epigráfica de piedra granítica, situada a modo de dintel en lo que se supone que era la entrada de esa sinagoga. Esa inscripción, con letras hebreas, dice 'Esta es la puerta del Señor, los justos entrarán por ella'. Está ubicada en un antiguo laboratorio farmacéutico. Uno de sus responsables recuerda que esta inscripción fue encontrada por casualidad, cuando se estaba picando y pintando la pared.

Justo al lado de esa inscripción estaba esa sinagoga, ahora reconvertida en tienda. Su responsable, Maribel Calleja, cuenta que, por esa puerta, se accedía a la escuela y, seguidamente, a las naves de oración, cuyo suelo sigue intacto. Señala que los expertos consideran que, en este lugar sagrado, había un altillo para las mujeres. Ahora está apareciendo una posible puerta por donde accedían solo las fieles femeninas. También recuerda que la calle Tiendas se abrió 50 años antes de que fueran expulsados los judíos.

Buena conocedora de esta parte de la historia, esta empresaria, dispuesta a mostrar esos vestigios, destaca que suelen llegar numerosas personas, tanto de España, como extranjeras. Quieren ver esa huella judía que permanece en la ciudad. «En muchos casos, ya saben lo que van a ver», señala. Ejemplo de ello es que cada cuatro o cinco años, suelen aparecer estudiantes de un colegio de Gibraltar solo de chicas.

Otro elemento importante está situado en el establecimiento de Ignacio Conde. En su patio, se podría encontrar el lugar donde los judíos hacían sus abluciones antes de entrar a rezar.

A pesar de esta versión, este comerciante señala que hay expertos que dan otras interpretaciones históricas. Junto a estos restos, en las zonas bajas de algunas viviendas particulares, existen otras huellas del paso de los judíos por la ciudad.

La Rinconada

Un lugar relevante en la judería trujillana es el espacio del Corral del Rey, llamado en aquella época La Rinconada. Marciano Martín Manuel, en su libro 'Judíos y cristianos nuevos en la historia de Trujillo' así lo refleja. Este estudioso, natural de Hervás, señala que en esta zona vivían gente adinerada, como la familia Cohen. Contaba con alojamientos para las personas que tenían cierto poder adquisitivo. También señala que han existido lápidas y diferentes elementos de ese patrimonio judío del municipio trujillano. Por ello, considera que se podría revitalizar esa parte de la historia y habilitarlo para el turismo. Sostiene, además, que se tienen todos los elementos para ese fin.

«Trujillo tiene una judería que es un lujo». De hecho, personas que llegan a su municipio para ver ese pasado sefardí, les manda a la ciudad trujillana para que disfruten también de ese legado.

José Antonio Ramos recuerda que ya, en 2011, se hizo un proyecto, encargado por el Ayuntamiento, para formar parte de la red de juderías de España. Se trata de una asociación sin ánimo de lucro que tiene como objetivo la defensa del patrimonio urbanístico, arquitectónico, histórico y cultural del legado sefardí en el territorio nacional, según reza en su web. A esta agrupación, ya pertenecen diferentes localidades extremeñas. En ese momento, fuentes municipales recordaron que este tipo de organizaciones, podrían atraer tanto a turistas, como congresos, jornadas e intercambios con otras ciudades.

Pasado el tiempo, el concejal de Turismo, David Pablos, detalla que se llevaron a cabo los trámites oportunos, sin resultado. Matiza que, según se sabe por fuentes externas, está parada la inclusión de nuevos miembros a esa red de juderías.

Pablos apunta que uno de los problemas para mostrar la judería trujillana es que esa 'huella' está en establecimientos privados. «Este hecho hace más difícil que, como Ayuntamiento, podamos enseñar esos espacios», explica.

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