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Visitante en la sala de artesanía de Trujillo
Un escaparate con mucha variedad regional

Un escaparate con mucha variedad regional

La sala para la promoción de la artesanía 'La Merced' de Trujillo cuenta con obras de más de 60 profesionales

Javier Sánchez Pablos

Sábado, 9 de diciembre 2017, 17:14

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Eduardo Pablos y Chari Bravo son artesanos trujillanos. El primero es el único cestero de mimbre que existe ya en Extremadura. La segunda se ha especializado en aplicar los bordados del traje tradicional a numerosos complementos. Ambos forman parte de los siete centros de artesanía repartidos por la región, gestionados por la Asociación Extremeña para la Promoción de la Artesanía, con el apoyo de las diputaciones provinciales. Uno de esos centros se ha convertido en un referente. Se trata de la sala para la promoción de la artesanía 'La Merced', en Trujillo.

Junto a Bravo y Pablos, hay más de sesenta profesionales que dan contenido, colorido y un ambiente especial a esta sala llena de historia. Hay que recordar que este edificio trujillano fue iglesia conventual en el siglo XVII. Tras cerrar las puertas como museo del Queso y el Vino, en el verano 2012 se inició el nuevo proyecto, que tiene buena aceptación. «Recoge gran parte de la cultura de la región, con los trabajos de los compañeros», señala la artesana trujillana.

Para el gerente de la Asociación de Artesanos de Extremadura, José Ignacio Albalá, la sala trujillana es muy estable en cuanto a afluencia de público. Dicho de otro modo, es el segundo de estas características que más visitantes, por detrás del Centro de Artesanía Casa Palacio de Los Moraga en Cáceres. Ronda una media anual entre los 45.000 y los 50.000 visitantes, seguido a distancia por el resto de centros artesanales de Guadalupe, Badajoz, Plasencia, Villafranca de los Barros y Llerena.

Albalá muestra su satisfacción por esos resultados. 'La Merced' atrae a usuarios tanto de la localidad y de la comarca, como a turistas. «Siempre fue una apuesta por esta asociación para tener un centro de referencia de ámbito regional. Los datos han ido superando las expectativas», explica.

Tradición e innovación

La sala para la promoción de la artesanía trujillana cuenta con una amplia representación de trabajos de diversos oficios con técnicas muy variadas. Se puede ver la artesanía que representa la cultura más tradicional hasta piezas de innovación y diseño de nuevas tendencias. Entre otros elementos, hay obras de cerámicas y de madera, trabajos en corcho, de forja y de vidrio, además de complementos de la familia de la joyería, así como obras de mimbre y de piedra, junto al textil de diferentes tipos. Todos estos productos generaron un volumen de negocio con las ventas en 2016 de 40.600 euros. Se trata de una cifra que bajó en relación al 2015, después de una notable recuperación, según fuentes de la organización.

Ajenos a estos números, para Eduardo Pablos y para Chari Bravo, tanto el centro trujillano, como el resto de salas para la promoción de la artesanía suponen un impuso a su trabajo porque les da a conocer. Además son una ayuda importante en sus ventas. Para Eduardo, las salas de Trujillo, Cáceres y Guadalupe son las que más beneficios le aporta. Chari añade también Badajoz, sin olvidarse del resto.

El gerente de la asociación de artesanos recuerda que esta red de salas nace con unos objetivos claros, como la promoción y la divulgación de la artesanía profesional extremeña de cara tanto al público local, como a esos visitantes que llegan a la región. También se pretende comercializar los productos de los talleres artesanos. De hecho, a través de estos centros se hacen encargos para dentro y fuera de Extremadura, matiza Bravo.

Objetivos cumplidos

José Ignacio Albalá tiene claro que, desde que se puso en marcha esta red en 2008, los objetivos se han cumplido «ampliamente». A pesar de ello, remarca que siempre se pretende mejorar, mediante actividades formativas o divulgadoras con exposiciones itinerantes en poblaciones donde no están estas salas.

Este responsable incide en la importancia del apoyo de las diputaciones provinciales para la puesta en marcha de esta red de salas. Para ello, se firman convenios anuales. La institución cacereña aporta 100.000 euros y la pacense, 75.000 euros. La presidenta de la Diputación cacereña, Charo Cordero, en la firma del convenio, apuntó que era «una apuesta decidida de la Institución en la promoción y consolidación de las empresas artesanas como uno de los referentes de la provincia en el exterior».

Estos centros artesanales, tanto el de Trujillo como el resto, funcionan a través del programa de comercialización que se debe atener a lo que marca la ley de Artesanía de Extremadura. Albalá recuerda que la actividad profesional de la artesanía está regulada en la región por ley. Más allá de esta normativa, los interesados en exponer en estas salas deben ser empresa o estar dado de alta como autónomo, pertenecer al registro de artesanos de Extremadura y tener la sede fiscal en la comunidad autónoma.

El centro de Trujillo no es una excepción. La variedad de obras está presente también en el resto de salas para la promoción de la artesanía, con una amplia representación de diferentes oficios. «Son un verdadero escaparate de lo que hay en Extremadura», apunta el responsable. Aunque esta agrupación cuenta con un centenar de asociados, no todos están representados en esas dependencias.

Junto a su buen funcionamiento, estas iniciativas conviven sin ningún problema con el comercio local. Albalá señala que en algunas poblaciones hubo tiendas de artesanía que apostaron por suvenires con productos importados. «Acabaron con el mercado artesano y despreciaron la imagen de todo lo que era la artesanía». Sin embargo, en los últimos años ha habido una reconversión con nuevas tiendas «que vuelven a apostar por este tipo de productos», añade.

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