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Participantes de la fiesta
La ciudad celebra el Chíviri con intenso sol y buen ambiente

La ciudad celebra el Chíviri con intenso sol y buen ambiente

Miles de personas se reunieron ayer en la plaza Mayor trujillana para disfrutar de forma intensa esta fiesta declarada de Interés Turístico Regional

Javier Sánchez Pablos

Lunes, 17 de abril 2017, 07:24

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Una plaza Mayor multicolor con miles de personas. Esa era la vista que se tenía ayer en uno de los balcones de los hogares más carismáticos del epicentro de la ciudad trujillana. Se trata de la casa de la siempre acogedora María Teresa Pérez Zubizarreta. «Otro año más», señaló esta entrañable y octogenaria vecina al ver la cámara de HOY. Así es. Otro año más, Trujillo se vistió con las mejores galas para celebrar una de sus fiestas más importantes y esperadas, el Chíviri, declarada de Interés Turístico Regional.

Otro año más se escucharon las canciones propias del día. Otro año más mujeres y hombres se vistieron con trajes tradicionales y bailaron en corros, acompañados de amigos y familiares, grandes y pequeños. Otro año más hubo degustación de productos derivados del cerdo, además de queso, regado con el vino de pitarra de las tradicionales botas. Y, según fue avanzando el día, otro año más, se vieron los típicos de botellones, bolsas llenas de bebidas, basura y acumulación de personas repartidas por distintos lugares de la ciudad.

Sin embargo, a pesar de ser otro año más, la fiesta no decayó en cuanto ambiente. Se volvieron a ver las caras de ilusión, de alegría y de entusiasmo por celebrar y disfrutar de esta jornada tan característica. Trujillo, otro año más, se volvió a convertir ayer en uno de los referentes festivos de la región, con una explosión de júbilo, de alegría y de entusiasmo para celebrar el Chíviri.

Además, en esta edición, como un invitado de excepción, estuvo el intenso calor que presidió toda jornada. Quizá, ese pudo ser uno de los motivos que la fiesta reuniera a menos personas de las esperadas, según fuentes policiales. Es cierto que el centro de la plaza contó con más huecos vacíos que otras ediciones. Sin embargo, los soportales que rodean su perímetro estuvieron lleno de personas para protegerse de los rayos de sol.

Lo que no faltó fue el dispositivo de seguridad según lo previsto. Hubo agentes de seguridad privada para prohibir que se entrase vidrio a la fiesta. También estuvo la Policía Local, acompañada por agentes de Navalmoral de la Mata, a para evitar cualquier incidente. Además, se contó con patrullas de la Guardia Civil, efectivos de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (USECIC) e integrantes de Protección Civil y de Cruz Roja. Todo ello estuvo coordinado en el Puesto de Mando Avanzado del 112, situado en los aledaños de la iglesia de San Martín.

La fiesta

La jornada festiva comenzó a las 12.30 horas, cuando la orquesta Pizarro, se puso a entonar esa canciones tradicionales de este día, como Rafael de mi vida y de mi corazón y Ay Chíviri, Chíviri, Chíviri y El Juego del Chirimbolo, entre otras. Esta agrupación, con diversos descansos, estuvo subida en el escenario hasta las seis de la tarde, haciendo disfrutar al público asistente. De hecho, hubo algunas dedicatorias.

Los lugares de acceso a la plaza, poco a poco, se llenaban de personas para acceder a la fiesta. Vecinos y amigos, sobre todo, de edad media en adelante y pequeños, se situaron en sus lugares habituales. Los más jóvenes tardaron más en llegar. Entre esos asistentes, hubo personas que participaban por primera vez en esta jornada festiva. Un ejemplo de ello fue un francés que tiene sus raíces en Trujillo. Se trata de Manuel Izquierdo. «Es la primera vez que se veo esta fiesta. Creo que hay mucha felicidad, se ve a la gente que está unida y eso es muy bonito», explica. «Ese buen rollo» es lo que también destacó Miguel Cidoncha, un vecino de Don Benito, que estaba con un amigo de la ciudad trujillana. Para la venezolana Mariana Fernández, el Chíviri fue una fiesta diferente y familiar, con música repetitiva y gran ambiente. «Algo que hay que vivir», añadió.

Debido al intenso calor, la mayoría de las mujeres que llevó el traje tradicional, eligió ponerse el corpiño, junto a los refajos. Igualmente, se vieron menos chambras en los hombres que en otras ediciones. Lo que no faltó fueron alforjas, botas de vino, así como recipientes con trozos de chorizo y de queso, así como otros productos. Otros cogieron fuerzas en los establecimientos de la plaza Mayor o de otros lugares aledaños. Con estos elementos, se desarrolló gran parte de la fiesta, donde hubo corros de amigos, bailes y, sin duda, gran ambiente.

Junto a ese Chírivi más tradicional, tuvo lugar la fiesta protagonizada con cientos de personas con numerosas bolsas con diferentes bebidas e, incluso, algunas neveras para mantenerlas frías. También hubo comida. Algunos de esos grupos se fueron incorporando bien entrada la jornada festiva, situándose en las escaleras. Ya, en esta zona, a media tarde, se podían residuos tirados en el suelo, a pesar de la existencia de contenedores. Una vez que se acabó la música en la plaza Mayor, muchas personas se desplazaron a los establecimientos hosteleros de la zona. En algunos casos, se alargó hasta altas horas de la madrugada.

La fiesta ya comenzó el sábado por la noche, en la plaza Mayor y con la Orquesta Pizarro, que congregó a miles de personas. Debido a la buena temperatura, muchos asistentes aguantaron hasta el final. «Si hubiese durado más la música, se hubiesen quedado más tiempo», explica un vecino.

Además, como novedad, el sábado por la tarde, se celebró el Festival Folclórico Chíviri, con los coros y danzas La Naciencia, del Centro Extremeño de Alcalá de Henares. Antes, este tipo de espectáculo se hacía el domingo por la tarde, con no demasiada atención del público y alrededor de numerosa basura. En esta ocasión, tuvo buena aceptación.

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