La reválida: evaluación o arma política

Alumnos de sexto de Primaria realizan la reválida en un colegio de Palencia. :: enrique camina
Alumnos de sexto de Primaria realizan la reválida en un colegio de Palencia. :: enrique camina
  • Docentes y padres critican el uso de la educación para luchas partidistas que nada tienen que ver con la enseñanza

  • La comunidad educativa cuestiona la gestión de la prueba llevada a cabo en Extremadura

plasencia. Para este viaje no hacían falta alforjas. Este popular refrán resume el sentir general de la comunidad educativa extremeña, la opinión de maestros, padres y también sindicatos docentes respecto a la gestión que la Consejería de Educación ha hecho de la reválida de sexto de Primaria. Un uso político, según los consultados, que ha complicado el fin de curso sin sentido alguno y que quizás, avisan otros, puede tener consecuencias porque la instrucción extremeña que marca cómo ejecutar la prueba bordea el real decreto que la regula.

«El año pasado se estrenó la reválida de tercero de Primaria sin problema alguno; este año se ha vuelto a repetir con absoluta normalidad, así que ¿a qué viene montar la que se ha montado con la de sexto si no tiene consecuencias académicas para el alumno tampoco?», se pregunta la directora de un colegio de Infantil y Primaria que, como otras personas que opinan en esta información prefiere permanecer en el anonimato.

Si bien es cierto que el rechazo a la prueba de evaluación de sexto a la que obliga la Lomce es rechazada como la propia ley por la inmensa mayoría de la comunidad educativa, no lo es menos que, ante la obligatoriedad de hacerla, los consultados creen que mejor hubiera sido planificarla con tiempo y desarrollarla con normalidad en vez de generar un conflicto en torno a ella.

«No es momento de entrar, creo yo, en la conveniencia o no de la reválida, que debe tener otros cauces para revocarse si es el caso», señala un docente. «Por eso entiendo que la Consejería de Educación debería cumplir la ley nacional y no meternos a los profesores y a los alumnos en ningún 'embolao' político, que es lo que ha hecho», añade. «Porque desde luego lo que no se puede hacer es anunciar una paralización, posponer la prueba cuando todo estaba ya previsto y organizado, y después decir que sí, que ahora sí se hace, pero de aquella forma».

Directores y docentes aseguran que la instrucción de la Consejería de Educación que regula la reválida en la región no es clara. «Y lo que hace es pasar la pelota a las comisiones de los centros, que tenemos que constituir y a las que se nos dice que decidamos qué prueba queremos hacer».

La Consejería de Educación da vía libre a los centros de hecho en la instrucción para que elijan entre el modelo de prueba que ha elaborado u otro 'instrumento de evaluación'. «¿Pero qué instrumento, hacemos otro examen, cuándo, con qué margen de tiempo, quién lo valida? Es un despropósito», opina el director de otro colegio. «Y encima de forma precipitada, sin planificación alguna y en la última semana del curso».

«Lo que hace la Administración es pasar la pelota a los docentes para sean ellos los que tengan que dirimir ante el rifirrafe político; no es admisible que los gobernantes hagan dejación de funciones», señala Mercedes Barrado, de CSI-F.

«La consejería había tomado una posición valiente cuando se plantó y dijo que no haría la reválida; pero la valentía se acabó pronto y al final hay que hacer la prueba y el trabajo recae en los docentes», añade Alfredo Aranda, de PIDE.

«La instrucción que ha dictado desvirtúa la Lomce y esto nos gusta, pero no podemos estar de acuerdo con que se traslade la decisión a los docentes; no son ni las formas ni los tiempos deseados y por eso la instrucción es un parche desastroso», valora Óscar Luis Hernández, de UGT.

«Estamos de acuerdo con la instrucción porque consideramos que la evaluación debe estar contextualizada en el centro, dentro de los márgenes legales», defiende Francisco Jiménez, de CC OO.

La libertad que Educación da a los centros para que elijan qué reválida hacen contradice sin embargo lo marcado por el real decreto que regula la prueba, que determina que la misma debe ser elaborada por la consejería y que se debe desarrollar del mismo modo en todos los centros. «Por eso, si no se va a hacer así, va a valer de poco, solo para cumplir una ley o tratar de hacerlo, pero desde luego no para evaluar el sistema educativo», dice Mercedes Barrado. «Y otra cosa será después que el Ministerio pueda determinar que se está incumpliendo o bordeando el real decreto», añade. ANPE, por su parte, mantiene que esa libertad de elección «es un dislate impropio de una Consejería de Educación, y un incumplimiento voluntario y contrario al decreto».

Más allá del posible incumplimiento o no, las centrales avisan de que si no se trata de la misma prueba, los resultados no serán válidos.

«¿Entonces para qué se hace?», se pregunta la madre de una alumna de sexto de Primaria de un colegio placentino. «Yo pensé que en Extremadura no se realizaría, porque la consejería estaba en contra y la había paralizado; y ahora resulta que sí se va a hacer, a final de curso encima y que cada uno va a hacer lo quiera, esto no tiene sentido ni lógica ni nada». Porque no se podrá evaluar el sistema ni introducir mejoras en los centros que las requieran, que es el objetivo según el real decreto.

«Si hay una ley, hay que cumplirla; lo que no puede ser es que se use la educación, en este caso la reválida de sexto y en otros casos otros asuntos educativos, como arma política», mantiene el padre de un alumno en un colegio cacereño. «Al PSOE no le gusta lo que hace el PP y las comunidades gobernadas por este partido se ponen de acuerdo para generar un conflicto y se olvidan que en el medio estamos profesores, padres y alumnos».

«Lo único que está claro es que la consejería extremeña ha querido poner de manifiesto en la instrucción su oposición a la Lomce, es lo único que le ha importado, y desde luego este no es el camino para mostrar disconformidad alguna», añade. Aunque defiende como la inmensa mayoría de los padres que los profesores saben de sobra cómo van los alumnos y que los centros cuentan con datos de sobra para ello.

«Es así, los profesores saben de sobra cómo van los alumnos y por eso no requieren ninguna prueba, porque ya son evaluados de forma continua», declara Joaquín León. El presidente de la Federación Extremeña de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Freapa) mantiene la oposición de la entidad a la reválida y su apoyo a la instrucción dictada por la Consejería de Educación, incluidas las fechas fijadas, el 13 y 14 de junio.

«Aunque lo positivo hubiera sido más planificación, que los centros supieran desde mucho antes cuándo y cómo hacer la prueba, entendemos que el final del curso es lo idóneo, puesto que es cuando se termina el temario; de lo contrario, los alumnos se pueden encontrar en la prueba con preguntas sobre cuestiones que no han visto en el aula», argumenta.

También considera Freapa que la libre elección de la prueba por parte de los centros es positiva. «Son los que conocen a sus alumnos y los que saben por tanto cuáles son sus características en función del contexto sociocultural en el que se encuentran», razona. «Y entendemos, porque desde luego no queremos insumisión, que la instrucción dada por Educación está avalada jurídicamente».

Además, desde el punto de vista de Freapa, el hecho de que sean los centros los que decidan la prueba y los profesores de cada colegio los que se ocupen de realizarla y corregirla beneficia a los alumnos. «Les resta el estrés innecesario a los que se les somete con la reválida sin necesidad alguna».

También la Consejería de Educación, además de garantizar que el diseño que ha hecho de la evaluación es conforme a la normativa, ha dejado claro en la explicación dada sobre la instrucción que regula la reválida de sexto de Primaria que con la fórmula elegida para desarrollar la prueba se persigue «minimizar al máximo los efectos nocivos de la Lomce en el alumnado y el profesorado de la región». En la misma línea que el secretario general de Educación, Rafael Rodríguez de la Cruz, expuso a Freapa en la reunión que mantuvo con representantes de la entidad a finales de abril y en la que les anunció que en Extremadura habría reválida.

El estrés de los alumnos

El objetivo era encuadrar la prueba dentro de la normalidad, de la evaluación continua que hay y evitar que genere ningún tipo de ansiedad a los alumnos, como Joaquín León destacó entonces.

«Los exámenes generan estrés e incertidumbre, lógicamente; pero ese estrés es normal y es bueno, porque hace que se esté más atento y se agilice la memoria», afirma Carlos Pajuelo, psicólogo y autor del blog Escuela de Padres de HOY.es.

«Otra cosa es que se meta presión a los alumnos y se plantee como una oposición que hay que superar porque si no habrá consecuencias; entonces el estrés ya no es positivo, pero no por el examen en sí, sino por sus consecuencias», añade. Desde su punto de vista, el conflicto generado en torno a la reválida de sexto de Primaria, «puede distorsionar a los centros, pero a los alumnos no tiene por qué si mantienen su ritmo normal en las aulas».

Por eso, Pajuelo considera que el estrés de los alumnos no debe ser un argumento de peso para posicionarse a favor o en contra de la reválida. «El argumento es la finalidad de la prueba, para qué sirve y qué se busca con ella; el estrés no, porque estar vivo estresa y un examen estresa como la vida, nada más». A su juicio, el asunto se ha politizado y sería preciso un análisis de la prueba «menos pasional y más sensato para encontrar la fórmula que permita obtener información para mejorar el sistema, pero no para comparar centros».

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