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Paco Molina, en la plaza Mayor.
Molina cede el testigo del órgano barroco de San Martín tras más de 60 años

Molina cede el testigo del órgano barroco de San Martín tras más de 60 años

Paco, con 87 años, ha estado dedicado en cuerpo y alma a este peculiar instrumento del siglo XVIII

Javier Sánchez Pablos

Lunes, 27 de agosto 2018, 05:05

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Todos los sábados y domingos, además de los días de fiesta, durante más de 60 años. Rara vez ha faltado a esta cita, a pesar de que nunca fue su profesión. «Mi mujer a veces me decía que quería más al órgano que a ella». Así lo comenta de forma jocosa Francisco, Paco Molina, para los vecinos. Este trujillano ha estado dedicado en cuerpo y alma al órgano barroco de la iglesia de San Martín, del siglo XVIII. No solo lo tocaba en las misas semanales, sino también se ha preocupado de mantenerlo, mimarlo e, incluso, de enseñarlo a otros músicos.

Ahora, a sus 87 años, ha decidido, con la ayuda de su mujer e hijas, tomarse un respiro. Las escaleras de acceso son ya un gran obstáculo. «A pesar de ello, me han dicho que vaya cuando yo quiera». Ese testigo lo ha recogido Luis Maldonado.

Molina siempre ha estado ligado al mundo de la música. Desde muy joven, ha dirigido diferentes agrupaciones, como coros y rondallas. Sin embargo, su mayor ligazón ha sido con el órgano de San Martín, uno de los pocos de su estilo.

A mediados de los 50, sustituyó como organista en este templo trujillano a Ramón Jiménez, su maestro en los inicios. A pesar de ello, se considera autodidacta. Poco a poco fue cogiendo soltura. A lo largo de los años, su música ha sido un atractivo más en esas eucaristías. Sus piezas, vinculadas principalmente con la liturgia, no solo se han podido escuchar en actos religiosos, sino también en algunos conciertos.

Cariño

Este octogenario organista se le ilumina los ojos cuando habla de ese órgano. Recuerda que el año de contrato de adquisición fue en 1759. Siempre se ha preocupado por él. Incluso cuando se han realizado algunas reformas, ha estado atento a lo que se hacía. «Se necesita mucho cariño y horas de dedicación porque si no, no se mantienen este tipo de instrumentos», apunta.

Gracias a su bien estado, por «esta joya» han pasado grandes compositores. Quizá, el más famoso fue Francis Chapelet, que llegó a grabar discos con este órgano barroco. También lo han utilizado, entre otros, Montserrat Torrent y Miguel del Barco, padre e hijo. De hecho, con el último, Paco Molina ofreció un concierto el día de su homenaje, en 2015.

Ya metidos en fiestas patronales, el organista trujillano también recuerda que ha interpretado cientos de veces ese canto himno Salve, tan especial para los trujillanos. «Hay que interpretarlo con mucho sentimiento para que suene bien. Si no, aunque tengas la partituras, suena diferente», explica este músico.

En estos años, quizá, le queda una 'espinita' clavada. Tiene compuesta la música para una misa con los acordes de esa Salve. Se la sabe de memoria y le hubiese gustado pasarlo a papel. Sin embargo, reconoce que su formación musical no ha sido suficiente para hacerlo.

Aunque ya no toca en San Martín, Paco Molina no ha abandonado la faceta musical. Va a las misas de la iglesia de San Francisco, donde no tiene que subir escaleras.

Nuevo organista

Con la marcha de Molina, Luis Maldonado, organista y vinculado a San Martín, se hizo cargo oficialmente del órgano de este templo en abril, aunque de vez en cuando ya lo tocaba desde hacía unos años. Este músico ha recibido formación de órgano en una academia. Además, ha estudiado Historia del Arte. Reconoce que le gustaría estar otros 60 años al frente de este peculiar instrumento, como lo ha hecho Molina. «Es muy loable la labor de Paco en estas décadas», señala.

Considera que el mayor atractivo de este órgano es que tiene toda la tubería original del siglo XVIII, construida por José Antonio La Rea. «Este hecho le hace extraordinario». Recuerda que hace poco se hizo una puesta a punto y se recuperó la afinación original.

Maldonado apunta que lo importante de esta joya musical es que en sus más de 250 años de historia, nunca ha dejado de sonar. «El principal cuidado es que se toque constantemente, porque si se deja de tocar, se le apaga la voz». Opina igualmente que es importante mantener su limpieza y su afinación.

El nuevo organista señala que, siempre que puede, va a San Martín a practicar. Eso sí, oficialmente, está presente en sábado y domingo y fiestas para hacerlo sonar, como se ha hecho a lo largo de los siglos. Apunta que en la liturgia, la música que se interpreta necesita improvisación, para que se ajuste a las distintas partes de la eucaristía. Opina que lo mejor es que se escuche música antigua, de grandes compositores del Barroco y del Renacimiento. A partir de ahí, «se intenta improvisar pensando como ellos lo podrían haber hecho para que el órgano mantenga su espíritu».

Maldonado también interpreta la Salve estos días. «No la toco igual que Paco. Él tiene un método y yo otro». En lo que coinciden es que se necesita mucho sentimiento para que llegue al público.

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